En México existe una gran cantidad de gente pobre, según el CONEVAL al 2018, el 48.8% de la población vive por debajo de la línea de pobreza por ingresos:
Sin embargo en México se produce el efecto de orgullo del pobre, donde nos enorgullece venir de una familia humilde y cuando vemos la oportunidad de ayudar a la familia o amigos tratamos de hacerlo. Si bien es un hecho común, también se presenta que cualquier persona fuera de nuestro circulo cercano lo consideramos enemigo o al menos como un extraño cualquiera.
Pero lo que llamaré «el orgullo mexicano», no se presenta únicamente en ésta situación, sino que somos capaces de exteriorizarlo y extenderlo a mucha más gente, pero sólo en ciertas situaciones como, desastres naturales, ofensas externas, maltratos a elementos que nos identifican como uno, etc.
En contra parte, los Mexicanos también tendemos a ser observadores y exagerar muchas cosas, en este momento me centraré en nuestros defectos, somos capaces de identificar lo que otros hacen mal o que creemos que hacen mal y sentirlo como una agresión nuestra, en ocasiones sentirnos inferiores y en otras superiores.
Esta exaltación de emociones que nos caracteriza, logra que los extranjeros que visitan México se sientan como en casa, que digan que somos una sociedad muy cariñosa y que hasta en la casa más humilde, si es que te consideran digno te ofrezcan alimento, bebida y hasta hospedaje. Pero por oto lado también nos categoricen como rencorosos, desconfiados y hasta agresivos, esas emociones a flor de piel que muchas veces no sabemos controlar.
Debido a esto los pobres en México nos peleamos entre un orgullo de ser pobre, una resistencia a superarlo, un desdén por otros con menos que nosotros y cierto repudio a quienes tienen más.
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